La placa bacteriana constituye el factor etiológico fundamental de las dos enfermedades bucodentales de mayor prevalencia, la caries y la enfermedad periodontal, por lo que el control de la placa bacteriana mediante métodos mecánicos y químicos es la principal medida preventiva de la que disponemos para el control de ambas enfermedades.
Se puede definir la placa dental
como una masa blanda, tenaz y adherente de colonias bacterianas que se
colecciona sobre la superficie de los dientes, la encía y otras superficies
bucales (prótesis, material de restauración..etc) cuando no se practican
métodos de higiene bucal adecuados. El profesor Nadal-Valldaura la define como
un sistema ecológico formado por una densa capa de gérmenes que se desarrollan
sobre las superficies dentarias en las zonas con escasa o nula autoclisis.
La cavidad oral, al ser una de
las regiones por las que nuestro organismo se expone al medio que lo rodea y a
las bacterias que en el habitan, se constituye en un sistema ecológico abierto,
quedando colonizada de modo permanente por diferentes cepas bacterianas.Todas
las superficies de la cavidad oral están expuestas continuamente a las
bacterias, siendo la saliva, junto con el rozamiento de los labios, mejillas y
lengua sobre dichas superfices (autoclisis), los mecanismos que tratan de
controlar y limitar la contaminación bacteriana. Sin embargo, algunas áreas
dentarias quedan fuera de esta acción de limpieza, especialmente el margen
gingival que se extiende en el espacio interproximal, las superficies
proximales y las fosas, surcos, hoyos y fisuras, siendo en estas localizaciones
donde se concentraran las bacterias y donde se desarrollará de forma
incontrolada la placa bacteriana.
La placa
bacteriana no debe ser confundida con otros entegumentos adheridos al esmalte y
a las superficies dentarias tales como los residuos alimentarios y la materia
alba.
Los resíduos
de alimentos se coleccionan junto a los márgenes gingivales y en los
espacios interdentarios tras la masticación de los alimentos. Según su
adhesividad, el flujo salival y la acción mecánica de los carrillos, labios y
lengua los eliminarán más o menos rápidamente, desapareciendo en el plazo de
minutos tras la comida. El cepillado tras la comida ayuda a su rápida
eliminación.
La materia alba, por el
contrario, es un depósito amarillo o blanco grisáceo blando y pegajoso que se
ve a simple vista sobre la superficie dental, obturaciones, cálculos y en el
margen gingival, especialmente de los dientes que por malposición están libres
de la autoclisis normal. Está compuesta por microorganismos, células
epiteliales descamadas, leucocitos y una mezcla de proteínas y lípidos salivales,
careciendo de una estructura interna regular como la que se observa en la placa
bacteriana. No se precisan para su observación sustancias reveladoras
especiales. Se forma y aparece en los periodos interingesta, pasadas pocas
horas de la última comida, sobre dientes previamente límpios. Es posible
quitarla con un chorro de agua, aunque se precisa la limpieza mecánica para su
completa eliminación. Los movimientos masticatorios durante la comida la
eliminan.
La formación de la placa
bacteriana dental tiene lugar en tres etapas: 1) depósito de la película
adquirida, 2) colonización de la película por diferentes especies bacterianas,
y 3) maduración de la placa. Dado que anteriormente hemos abordado ya la
constitución de la película adquirida, pasamos directamente a analizar cómo se
produce la colonización de dicha película por las bacterianas hasta formarse la
placa madura.
Cuando la superficie limpia de
un diente es expuesta durante cuatro horas al ámbito oral, se encuentran pocas
bacterias del tipo cocos o cocobacilos, observándose sin embargo la película
adquirida desigualmente distribuida sobre su superficie. A medida que pasa el
tiempo la película adquirida aumenta de grosor, pero en las primeras 8-12 horas
los microorganismos se van asentado sobre su superficie de forma muy lenta, es
decir el crecimiento bacteriano lleva un cierto retraso con respecto al aumento
en grosor de la película.
Las bacterias se van a
extender en superficie y espesor como consecuencia de su división celular, a la
vez que su metabolismo extracelular inicia la formación de una matriz
intermicrobiana rica en polisacáridos complejos. Al cabo de un día, la
superficie del diente está casi completamente cubierta de microorganismos, no
siendo totalmente uniforme en grosor sino que pueden coexistir áreas
colonizadas y áreas aún pendientes de colonizar.
Tras las primeras 24 horas han
quedado adheridas a la película adquirida principalmente especies de tipo
cocáceo, básicamente estreptococos aerobios. Se localizan sobre todo en las
fosas de los procesos de Tomes, en los surcos periquimáticos y en las aperturas
de las estrías de Retzius, siendo muy pocas las bacterias filamentosas que
pueden evidenciarse. Abundan los Streptococcus Sanguis y Mitis y los
Actinomyces (bacilos), principalmente A. Viscosus y A. Naeslundi. La presencia
de S. Mutans y de Lactobacilos es muy variable y su número normalmente es
escaso excepto en las placas cariógenas donde no suelen faltar.
El establecimiento inicial de
una flora preferentemente estreptocócica aparece como un antecedente necesario
para la subsiguiente proliferación de otros organismos. Esta placa primaria
goza de un metabolismo predominantemente aerobio en el que las especies
grampositivas aerobias se desarrollan sin problemas, aunque también co-existen bacterias
anaerobias facultativas que se adaptan perfectamente a este ambiente.
Durante el segundo día las
bacterias inicialmente acumuladas van a ser invadidas por numerosos filamentos
que se orientan perpendicularmente a la superficie, iniciándose así el proceso
de sucesión microbiana autógena. La disminución de la pO2 de la
placa bacteriana va preparando el medio a los anaerobios, apareciendo así los
primeros filamentos: actinomyces y nocardias. Pasadas 48 horas se detectan ya
formas bacilares (actinobacillus), coco-bacilares y diplococos gram negativos
(neisserias).
A los 4 días se observa la
proliferación de bacilos fusiformes (fusobacterias), bacteroides, difteroides y
hongos filamentosos (leptotrix), entre cuyas mallas se produce un medio muy
anaerobio. A los 7 días se desarrollan espiroquetas (espirilos y treponemas),
comenzando la maduración de la placa, que terminará aproximadamente pasadas dos
semanas,. Durante las primeras semanas el crecimiento de la placa se
produce principalmente como resultado de la división celular, a la vez que la
contínua adsorción de nuevos microorganismos provenientes de la saliva
contribuye también a la expansión de los depósitos microbianos.
Así, al cabo de tres semanas
se puede observar una distribución irregular de microcolonias en las que se
observan tanto cocos como filamentos, siendo típicas las acumulaciones locales
compuestas por un filamento central recubierto con organismos esféricos de tipo
cocáceo, estructuras conocidas con el nombre de "mazorcas de maíz".
A medida que la capa de
micoorganismos envejece se registran variaciones profundas, ya que en contraste
con los depósitos jóvenes mal estructurados, los depósitos bacterianos maduros
están típicamente organizados en una capa interna de microorganismos densamente
apretados, mientras que la capa externa muestra una estructura más desigual que
contiene numerosos filamentos. Superficialmente predominan las bacterias
aerobias, en la zona intermedia las facultativas y en la zona más interna las
anaerobias.
A los quince días la placa ya
ha madurado y su composición microbiana no se modificará cualitativamenre sino
solo cuantitativamente.
Autor: C.D. Eleodoro Díaz Hernández.
Autor: C.D. Eleodoro Díaz Hernández.
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